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Los cuadernos de las coimas a juicio: “Cristina en jogging”, la explosiva declaración del chofer Oscar Centeno

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Oscar Centeno y sus perros en su casa de Olivos, que fue allanada por la Justicia

Este 6 de noviembre, Oscar Bernardo Centeno será uno de 75 imputados presentes en el comienzo del juicio por el caso de los ocho cuadernos que escribió, la bitácora de presuntas coimas en bolsos y sobres que viajaban en su Toyota Corolla, desde su jefe, Roberto Baratta, hasta la cima del poder. Para la Justicia federal, el chofer fue parte de la banda: enfrentará al Tribunal N°7, a la fiscal Fabiana León y a la querella de la UIF como miembro de la asociación ilícita liderada por Cristina Kirchner y organizada por Julio De Vido y, precisamente, el ex subsecretario Roberto Baratta.

La acusación en su contra, en el fondo, es una de las paradojas más grandes en esta historia que él mismo inició. A Centeno, su pecado de omisión lo llevó a una celda.

Centeno, que fue el primer detenido en la causa, declaró como arrepentido, se convirtió un imputado colaborador. Aseguró que sus anotaciones, al principio, se trataban de una cuestión de memoria. Había ingresado como chofer en el Ministerio de Planificación encabezado por De Vido a través de una agencia tercerizadora de empleo.

Allí, dijo, “me asignan como chofer de Roberto Baratta, que en ese momento desconocía que era el viceministro, era una persona joven. Yo tomé como costumbre anotar todo, al principio los lugares donde íbamos, más que nada, por si me pedían volver al algún sitio, saber dónde quedaban” “Siempre llevaba las libretas al costado del asiento o en el buche de la puerta”, continuó: “Si me indicaban concurrir al mismo lugar del día anterior, consultaba en el cuaderno”.

Día tras día: una muestra de los cuadernos de Centeno

Que Centeno, nacido en 1955 en Jujuy, ex empleado de la Municipalidad de Berazategui, tratara a su viejo jefe de “viceministro” parecía un exceso de formalidad, pero era más o menos cierto: Baratta era el verdadero poder debajo de Julio De Vido. No solo recolectaba y distribuía la plata sucia de los sobornos, según la imputación en su contra; la negociaba mano a mano, la exigía. Los cuadernos de Centeno sirvieron aquel propósito inicial; el chofer regresaría a esos lugares -empresas, edificios, estacionamientos, domicilios de los jefes de sus jefes- una y otra vez.

Así, creció en su rol al volante de su Corolla. Era silencioso, afable, gaucho. Trabó una relación de confianza con la madre de De Vido, a quien apodaba “Chelita” y a quien llevaba y traía también. Y un día, Centeno, según declaró, olió algo raro.

Fue en un viaje a un edificio en la calle Maipú, la sede de la empresa constructora española Isolux. Su jefe sale del lugar con dos valijas. “Baratta agarra el teléfono y dice ‘6 kilowatios’, que en código quería decir dólares. Entonces, como sospeché que algo raro pasaba, desde ahí empecé a anotar con mayor grado de detalle en los cuadernos. Ese día, después de Isolux, fuimos al domicilio de Baratta que vivía en Avenida Coronel Díaz y de allí lo llevamos a Juncal y Uruguay, al fallecido Daniel Muñoz”.

Daniel Muñoz, efectivamente fallecido en 2016, fue el secretario de Néstor Kirchner. “A Néstor se lo veía caminando por ahí”, aseveró. Luego, pasó a CFK, su sucesora política. “En la época de Cristina Kirchner también llevábamos los bolsos con dinero. En esas ocasiones se la veía a ella en jogging que desde la casa donde vivía se cruzaba hacia el chalet donde se dejaba el dinero”, continuó en su indagatoria. El escenario de esta pequeña infidencia pareciera ser la Quinta de Olivos misma. “Las veces que íbamos a Olivos, antes de ir para allá, pedíamos por el teléfono las indicaciones para ir o no. Entonces Rodríguez, secretario de Cristina, daba el OK y nos íbamos del Ministerio a Olivos… Cuando llegábamos le avisaban al de la puerta y nos autorizaban el ingreso”, continuó.

“En relación al sistema de recaudación, recuerdo que después de la muerte de Néstor Kirchner, cambiamos. Ya no llevábamos a Uruguay 1306 (sino que llevamos todo a la casa de Baratta y él a la noche o al otro día venía con los dos bolsos, uno el de él normal y otro vacío. No sé si dejaba el dinero ahí o la llevaba a otro lado, muchas veces íbamos a la Quinta de Olivos”, siguió en otro fragmento.

“Con Néstor Kirchner vivo íbamos más seguido, a veces por trabajo pero muchas otras para entregar los bolsos con dinero, hasta tres veces por semana. Cuando fallece Néstor, las recaudaciones se empiezan a hacer una vez por semana, que es cuando dejo de escribir. Y luego cuando retomo los cuadernos, en época de Cristina ya presidente, las recaudaciones se hacían una vez por semana”, sintetizó.

En todo caso, la infidencia de retratar a la presidenta de la Nación en jogging, una traición de estilo, es bastante menor comparada a la pista que encendió su imaginación.

La detención de Oscar Centeno en octubre de 2018

Todo match, o casi

Juan Carlos De Goycochea, CEO de Isolux, es uno de los empresarios imputados en la causa. Tal como Centeno, declaró como arrepentido; afirmó que le dio dinero a Baratta y que el subsecretario de Gestión de Julio De Vido se lo pidió. Fue uno de tantos arrepentidos en la causa, como el empresario Ángel Calcaterra, primo de Mauricio Macri y el financista Ernesto Clarens.

Las defensas del caso presentaron nulidades para atacar los cuadernos. No se contaba con los originales, sino con fotocopias y fotografías. Pero las declaraciones de estos empresarios arrepentidos tuvieron marcadas coincidencias con lo anotado por Centeno, que sabía y no denunció.

De acuerdo a una de las elevaciones a juicio, el chofer “integró la asociación a sabiendas de su existencia y fines, confeccionando -durante su vigencia- una detallada crónica de actividades, que quedó plasmada en los cuadernos, cuyo descubrimiento dio origen a las actuaciones”, asegura uno de tantos pedidos de elevación a juicio del caso.

En vez de denunciar a las autoridades, se los entregó a un amigo, el ex policía Jorge Bacigalupo, que luego le entregó imágenes de los cuadernos al periodista Diego Cabot, que reveló el caso en La Nación. Centeno declaró en 2018 que los cuadernos habían sido quemados, a la parrilla. Luego, los originales reaparecieron, todos menos uno, el cuaderno número siete.

Pericia de Gendarmería: comparaciones de las letras

La autoría de los cuadernos siempre fue disputada por las defensas, como las de CFK o el empresario Armando Loson. No todo es tan lineal en este frente.

Una reciente pericia solicitada por el Tribunal Federal N°7 y realizada por la División Documentología y Pericias Caligráficas de Gendarmería confirmó tras analizar seis de los cuadernos originales que la letra de los textos corresponde a Centeno, que aportó una muestra de escritura a fines del año pasado en Comodoro Py. Los peritos determinaron que los textos manuscritos que conformaron la mayoría de los cuadernos originales, así como sus copias digitales empleadas para instruir la causa, pertenecieron al puño escritural del chofer. También corroboraron que todo fue escrito en diferentes épocas, lo que coincide con el escenario de que el chofer hizo las anotaciones a medida que ocurrían los hechos.

El fiscal Carlos Stornelli, uno de los investigadores del caso, celebró el informe, de cara a años de críticas en presentaciones de abogados defensores. Sin embargo, hay matices: el informe individualizó pasajes específicos donde no se pudo determinar la autoría de Centeno o se descartó su puño y letra. Se encontraron enmiendas y tachaduras en diversos puntos.

Jorge Bacigalupo, el polémico ex policía amigo de Centeno

El amigo y la ex

Esto choca de frente con otra pericia realizada a mediados de 2023 por la División Scopometría de la PFA -que descubrió la huella de la zapatilla de Máximo Thomsen en la cara de Fernando Báez Sosa-. El estudio, realizado a pedido del juez Marcelo Martínez De Giorgi, que asumió el control de la causa tras la muerte de Claudio Bonadío, determinó que irregularidades detectadas en los anotadores habían sido hechas por Jorge Bacigalupo, el ex policía y amigo del remisero que había quedado al cuidado de los manuscritos antes de que llegaran a manos de la Justicia, principalmente en el cuaderno número 7, que, precisamente, analizó Gendarmería.

“Se infiere que formalmente surge la intervención del señor Jorge José Bacigalupo en la confección de las leyendas agregadas y enmendadas existentes en CUADERNO 7— “Armando” – 29108/2013 (DSC 0322) y 10/09/2013 (DSC 0333), CUADERNO 7 — “Alem 855″ — 25/07/2013 (DSC 0307), CUADERNO 7 — “X55″ — 10/09/2013 (DSC 0333), y CUADERNO 4 — “Ing. Ferreyra” —”, aseguró el documento de la PFA. La PFA, por otra parte, destacó una “falta de espontaneidad” en la letra atribuida a Bacigalupo.

Así, el ex policía terminó allanado y procesado por Martínez De Giorgi por supuestamente manipular los cuadernos en una causa paralela a la principal. Sin embargo, en julio de este año, la Cámara Federal revocó el procesamiento por falta de mérito y ordenó nuevos análisis sobre los cuadernos originales. El nuevo estudio de 2025 no menciona al ex policía.

Hilda Horovitz, ex mujer de Oscar Centeno

Y luego, está la ex mujer de Centeno. Hilda Horovitz fue un personaje particular en la trama. Fue una testigo en la causa. También, será una testigo en el juicio. Centeno habló sobre ella en una de sus viejas indagatorias.

La relación entre ambos era, digamos, tensa.

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