Una cumbre en Nueva York reunió este martes a las principales autoridades del fútbol sudamericano y mundial, junto a los presidentes de Paraguay y Uruguay, para avanzar en una propuesta que podría transformar la organización del Mundial 2030. El encuentro contó con la presencia de Alejandro Domínguez (presidente de la Conmebol), Gianni Infantino (presidente de la FIFA), Santiago Peña (presidente de Paraguay), Yamandú Orsi (presidente de Uruguay), Claudio “Chiqui” Tapia (presidente de la AFA), Mattias Grafström (secretario general de la FIFA) e Ignacio Alonso (presidente de la AUF). El eje central fue el pedido formal para que la próxima Copa del Mundo cuente con 64 equipos y que Sudamérica cuente con más partidos.
La reunión, desarrollada en Estados Unidos, marcó un avance clave en la gestión del continente para ampliar la cantidad de selecciones participantes en el Mundial 2030. El pedido de la Conmebol, respaldado por su Comité Ejecutivo, busca que el torneo de 2030 se dispute con 64 equipos, en línea con la expansión ya confirmada para la edición de 2026. La propuesta incluye la organización de 16 grupos, en lugar de los 12 previstos para el próximo Mundial, y la garantía de que Sudamérica cuente con más cotejos, no solo los tres inaugurales en Argentina, Paraguay y Uruguay, para luego trasladar el resto de la competencia a España, Portugal y Marruecos.
En cuanto al proceso institucional, la próxima semana se espera una reunión del Consejo de la FIFA, órgano integrado por 37 miembros, entre ellos Chiqui Tapia, donde podría oficializarse la decisión sobre la ampliación a 64 equipos y la distribución de grupos.
De esta manera, no sería necesario aguardar al Congreso de la FIFA, previsto para el año próximo en Vancouver, para efectivizar esta revolución. Mientras tanto, Infantino ha intensificado las gestiones internacionales, buscando respaldo en África y Asia, y manteniendo contactos clave en Europa. En el caso de tener que afrontar obras en los estadios para ampliar la oferta en Sudamérica en 2030, la FIFA ofreció su ayuda económica.
La distribución inicial de sedes contempla que, si prospera la propuesta, uno de los grupos se juegue en Argentina, con el estadio de River Plate ya confirmado como escenario para el primer partido de la selección local. Uruguay albergaría otra zona, mientras que Paraguay, que construye un nuevo estadio, también recibiría partidos de la fase de grupos. Las 13 zonas restantes se disputarían en España, Portugal y Marruecos, completando así el mapa de sedes multinacionales para el certamen.
El contexto del centenario del primer Mundial, celebrado en 1930, otorga un significado especial a la propuesta sudamericana. La Conmebol ya había asegurado el partido inaugural en Montevideo y encuentros en Argentina y Paraguay, pero la reciente gestión para ampliar la cantidad de equipos y sumar encuentros en el continente donde se llevó a cabo la primera competencia ecuménica de selecciones, entusiasmó a los fanáticos de América, que en 2026 tendrán la Copa del Mundo en Estados Unidos, México y Canadá.
De terminar de cerrarse las gestiones en el próximo Consejo de la FIFA, el Mundial volverá a vivir una revolución. Y tendrá mucha más acción en Sudamérica.