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Del fracaso a la gloria: la metamorfosis de Jim Walmsley para convertirse en una leyenda del ultramaratón

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La resiliencia y la disciplina forjadas en la adversidad impulsaron la carrera deportiva de Jim Walmsley (REUTERS/Denis Balibouse)

Nadie imagina que, detrás de los podios, los aplausos y los récords, hay un pasado signado por la vergüenza y el fracaso. Jim Walmsley supo lo que es ver todo derrumbarse y atravesar la más oscura de las tormentas.

Su historia no arranca en la cima, sino en el fondo: expulsado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, derrotado por sus errores y hundido en la depresión. El destino parecía cerrar la puerta, hasta que eligió convertir esa caída en el motor de una transformación radical. Hoy es uno de los ultramaratonistas más admirados del mundo, protagonista de hazañas que, hace una década, habrían parecido imposibles.

El sueño truncado: la caída militar

Desde joven, Jim Walmsley tuvo una sola certeza: quería pertenecer a la Fuerza Aérea. Su disciplina y su éxito como corredor en la secundaria lo llevaron a la academia militar con la idea de iniciar una carrera como oficial.

Lo que siguió, según The New York Times, fue un ascenso tan rápido como su desplome. Una accidentada prueba de desempeño físico y, días después, un arresto por conducir bajo los efectos del alcohol, sellaron su destino. La baja deshonrosa llegó sin contemplaciones. “Sentí que había desperdiciado mi vida. La vergüenza era insoportable, pero sobre todo, había perdido quién era”, explicó el propio Walmsley a The Guardian.

No solo perdió el uniforme y la credencial; perdió su círculo social, la admiración familiar y la razón para levantarse cada mañana. Cayó en un aislamiento casi total, donde el futuro parecía tan opaco como una losa.

El golpe invisible: hundido tras la expulsión

El dolor, lejos de ser solo profesional, se transformó en una batalla íntima. Sin rumbo y habitando un pequeño departamento en Montana, Walmsley luchó precisamente con lo que nunca había enfrentado: la soledad y la culpa. Según relató a CNN, pasaba días enteros evitando mirar el teléfono y sin salir de su casa. A su alrededor no quedaban colegas ni amigos: “Cuando la Fuerza Aérea me dio la espalda, sentí que nadie iba a darme otra oportunidad”, detalló.

Jim Walmsley superó una baja deshonrosa en la Fuerza Aérea de EE.UU. para convertirse en leyenda del ultramaratón (REUTERS/Denis Balibouse)

Lo más duro no fue la noticia, sino el vacío posterior. Walmsley dejó de correr, de entrenar, de socializar. Llegó a considerar que su historia había terminado antes de los 25 años. Gracias al impulso de su madre y de un terapeuta, pudo aceptar que necesitaba ayuda profesional. Tras semanas de terapia, empezó a identificar la raíz de su autoexigencia y, por primera vez, permitió que la vulnerabilidad fuera parte de su vida.

La reconstrucción desde las ruinas

Un giro decisivo en su vida llegó cuando se trasladó a Flagstaff, Arizona. Allí, lejos del rigor militar, Jim comenzó de cero: aceptó trabajar como mecánico en una tienda de bicicletas para cubrir sus gastos y reencontrarse con una rutina. Fue en ese ámbito anónimo donde descubrió el valor de los pequeños logros diarios. “Correr era una de las pocas cosas que me generaba satisfacción. Volver a calzarme unas zapatillas no fue fácil, pero era la actividad que me devolvía algo de esperanza”, contó Walmsley a The New York Times.

Un día típico para Walmsley en esa etapa consistía en largas horas trabajando como mecánico de bicicletas y, al terminar, salía solo a correr por los alrededores, buscando reconstruir parte de sí mismo. La rutina era austera, marcada por la soledad, pequeños avances y retrocesos; pero, poco a poco, la repetición diaria empezó a devolverle una sensación de estructura y pertenencia, según consignó The New York Times.

Renacer en el trail: cuando el sufrimiento se vuelve motor

La vida de Walmsley dio un giro definitivo cuando decidió probarse en el trail running, una de las disciplinas más exigentes del atletismo mundial. Sin pretensiones de gloria, corrió sus primeras ultramaratones locales como un desafío personal. Pronto, su capacidad para soportar la incomodidad y el castigo físico saltó a la vista.

Hoy, Walmsley es referente global del ultramaratón y comparte su historia de superación en charlas y documentales (REUTERS/Denis Balibouse)

En 2016, debutó en la Western States Endurance Run, la ultramaratón más legendaria de California, y a pesar de un error de navegación que le costó el triunfo y el récord, impactó a los especialistas y a las marcas más importantes. “Me equivoqué de camino, pero descubrí que tenía talento para la distancia y la montaña”, confesó, según un artículo de The Guardian.

A partir de ese golpe, su carrera se disparó: ganó esa competencia cuatro veces, estableció el récord mundial de 50 millas con 4:50:08 y se estableció como uno de los corredores más prometedores del circuito. La resiliencia, construida en los años más duros, se transformó en la principal aliada de su éxito. Entrenaba en la altitud de Arizona, acumulaba cientos de kilómetros semanales y aprendía a controlar tanto el sufrimiento como la euforia en carrera.

La consagración y el presente dorado

En 2023, Jim Walmsley alcanzó el sueño máximo del trail running: ganar el Ultra-Trail du Mont-Blanc (UTMB), la catedral mundial de la disciplina, un circuito de 174 kilómetros y 9.900 metros de desnivel a través de Francia, Italia y Suiza. Fue el primer estadounidense en lograrlo, y declaró: “El UTMB es el reto más grande para cualquier corredor de montaña. Haberlo conseguido, después de todo lo que pasé, lo siento como mi verdadero renacimiento”, tras cruzar la meta.

Actualmente, Walmsley es una figura indiscutida dentro y fuera del deporte. Vive en Francia para entrenar en los Alpes, sigue sumando carreras y marcas y, lejos de cualquier revancha personal, comparte su experiencia en charlas y para documentales.

Su historia lo transformó en referente de corredores. “No se trata solo de correr lejos o rápido. Se trata de no dejarse quebrar cuando todo parece perdido”, explicó. Cada madrugada en la que vuelve a salir a la montaña, Walmsley reafirma que la cima solo es posible cuando se aprende, sin atajos, a reconstruirse desde abajo.

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