Las imágenes del ataque de un boxeador a un taxista en Turquía generaron gran impacto. El boxeador británico Ross Kitchen enfrenta cargos graves luego de protagonizar un violento incidente y podría ser condenado hasta a 33 años de prisión en Estambul tras ser acusado de agredir brutalmente a otro hombre durante un traslado desde el aeropuerto. La causa incluye múltiples delitos y un intercambio de acusaciones entre el agresor y la víctima, cuyas severas secuelas han sido presentadas ante el tribunal.
El episodio, detallado por el medio turco Turkiyegazetesi, tuvo lugar en la madrugada del pasado 25 de abril en Eyupsultán, cuando Kadir Bicer, de 56 años, recogió al pasajero en el aeropuerto de Estambul. Según la acusación de la Fiscalía General de Estambul, Kitchen inició el ataque dentro del taxi y continuó la agresión fuera del vehículo, provocando fracturas y lesiones de gravedad en la víctima. Las imágenes recogidas por la cámara del automóvil mostraron al boxeador en un estado de nerviosismo antes de iniciar la agresión.
Durante la audiencia celebrada en el 18º Tribunal Penal Superior de Estambul, el acusado de 33 años alegó problemas psicológicos durante su declaración: “No me sentía bien ni siquiera antes de venir a Turquía. Pensé que me estaban secuestrando. Por eso ataqué”, manifestó ante el juez en declaraciones recogidas por el portal turco Yeniakit. Kitchen también afirmó que sufre ataques de pánico y que su reacción fue impulsada por miedo. El imputado negó la intención de robo y sostuvo que su estado mental condicionó sus actos: “Sufro de ataques de pánico. Mi intención no era robar”, manifestó el púgil local que no registra peleas fuera del Reino Unido, según los medios británicos que siguieron con atención el tema en sus periódicos.
Por su parte, la víctima relató ante el tribunal el desarrollo de los hechos y las consecuencias físicas y psicológicas que enfrenta. Según la versión de Bicer, el pasajero manifestó conductas extrañas poco después de iniciar el trayecto. “Mientras el acusado seguía su camino, empezó a hablar solo y a reírse. Le pregunté de dónde era. Saqué mi teléfono, pero no llamé a nadie. Abrí la aplicación de traducción. Me arrebató el teléfono y lo tiró al suelo. Me metió los dedos en los ojos. Me giró el cuello”, dijo ante el juez en declaraciones recogidas por el sitio local Turkiyegazetesi.

El relato prosiguió con la descripción de maniobras violentas dentro del vehículo. “Conducía a 90 km/h. Me mordió la mano. Me sangraba la mano y también el ojo”, aseguró el taxista. Bicer sostuvo que el agresor extrajo dinero de su abrigo y que, tras lograr detener el vehículo, fue derribado y golpeado en reiteradas ocasiones. “Me apoyé en el coche. El acusado me golpeó, cayó al suelo y me pateó la cabeza repetidamente. No podía mover los dedos. No tenía a quién contarle lo que me pasaba. Solo oía voces. Me robó dinero del bolsillo. También dañó el coche”, relató ante el tribunal de justicia.
Las secuelas en la salud de Bicer han sido graves. En su testimonio, reproducido por el portal llamado Yeniakit, aseguró: “Me he quedado ciego, tengo pesadillas todas las noches. He perdido una extremidad. Ninguna de mis lesiones ha sido curada. Voy a presentar una denuncia”. La acusación formal calcula que Kitchen pudo robar aproximadamente 60.000 liras turcas y 45 euros durante el ataque.
Según la Fiscalía General de Estambul, los cargos incluyen “lesiones dolosas con agravantes que provocaron fracturas óseas con premeditación monstruosa” y “robo con agravantes”. El tribunal dispuso la prisión preventiva para el acusado y determinó que el proceso continúe con una nueva audiencia tras conceder un plazo para la presentación de indemnización por daños y perjuicios a la víctima.
La defensa de Kitchen reiteró su versión ante el tribunal y negó la intención de apropiarse de los bienes del taxista. Las fuentes turcas subrayaron que las pruebas presentadas incluyen grabaciones de vídeo que registran tanto la agresión dentro del taxi como los hechos ocurridos tras la detención del vehículo. El caso sigue abierto en el poder judicial de Turquía, con la expectativa de nuevas audiencias para completar la valoración de las pruebas y declaraciones de las partes.

