
Antolín González, ex subcampeón de la Fórmula Renault 2.0 Asian Championship 2018 y una de las jóvenes promesas del automovilismo español que soñaba con llegar a la Fórmula 1, permanece en prisión provisional desde el 5 de julio tras admitir que mató a su padre durante una discusión en la empresa familiar de la localidad burgalesa de Aranda de Duero.
Como parte de la estrategia de defensa, su abogado José Luis Vegas aseguró esta semana que González actuó bajo un episodio psicótico desencadenado al ver a su padre sostener un machete, lo que podría determinar el futuro judicial del joven.
En su declaración judicial, que fue a puerta cerrada, González relató que el conflicto se originó en una acalorada discusión verbal. De acuerdo con su testimonio, fue su padre de 56 años quien primero tomó un machete de entre 10 y 15 centímetros de hoja y lo amenazó. Acto seguido, se produjo un forcejeo que terminó en la muerte del progenitor. “Forcejeamos y accidentalmente le apuñalé en el cuello”, declaró el ex piloto ante el juez.
Luego del hecho, González abandonó la escena y arrojó el arma al río Arandilla, gesto que reconoció ante los investigadores. Fue detenido poco después, sin oponer resistencia, y desde entonces permanece en la cárcel a la espera del avance del proceso judicial.
Recientemente, Vegas explicó que la línea de la defensa no se basará en la legítima defensa, sino en una alteración mental transitoria. Así lo afirmó en declaraciones recogidas por el periódico El Español: “Mi defensa no seguirá la línea de que Antolín actuó en legítima defensa”. El letrado puso el foco en el estado mental de su cliente al momento de los hechos, señalando que “Mi cliente no recuerda todo lo que sucedió en ese almacén. Sufrió un episodio psicótico cuando vio a su padre con el machete”.

Vegas contextualizó la situación personal del piloto que medios especializados con el mundo deporte apuntaban como el “próximo Fernando Alonso”, marcada por el distanciamiento del padre desde hacía un año producto de un divorcio conflictivo entre sus progenitores. “Llevaba un año distanciado de su padre debido al divorcio”, sostuvo el letrado, quien además detalló el motivo por el que su cliente se presentó aquel día en la empresa familiar: “Antolín fue a hablar con su padre porque estaba cansado de que discutiera con su madre y simplemente quería arreglar las cosas”.
Según Vegas, el episodio violento se desencadenó cuando el padre exigió a Antolín que recogiera sus pertenencias del almacén y se marchara. A partir de ahí, la discusión habría escalado y, en palabras del abogado, “Comenzaron a discutir y el padre acabó amenazando a Antolin con un machete con el que intentó atacarlo”.
El deterioro en la relación familiar venía acompañado de denuncias previas. Su padre tenía dos órdenes de alejamiento por denuncias de malos tratos contra la madre de Antolín. Un portavoz de la familia indicó que tras el homicidio existía miedo de que la madre fuese la víctima, debido a las “amenazas diarias” del padre.
Sobre el aspecto emocional, el abogado remarcó la importancia del padre en la vida deportiva de Antolín: “Su padre fue su mayor apoyo a lo largo de su carrera deportiva”. Sin embargo, el distanciamiento y la conflictividad familiar habrían incidido profundamente en el estado mental del joven.

Tras la detención, portavoces familiares afirmaron que Antolín había priorizado el cuidado de su madre sobre su carrera deportiva. “Su objetivo final era que su madre estuviera sola y desprotegida el menor tiempo posible”, explicó un portavoz a medios españoles. González dejó los circuitos y sus estudios hace cinco años para dedicarse al bienestar de su madre y colaborar en el negocio familiar, donde finalmente ocurrió el trágico hecho.
La investigación policial centra parte de sus esfuerzos en esclarecer la mecánica de los hechos y en encontrar el arma homicida, considerada una prueba clave. Hasta el momento, solo se han hallado huellas del padre en la funda del machete y no se ha podido determinar si el arma estaba desenfundada al momento del ataque.
La ausencia de testigos y de grabaciones de cámaras de seguridad en la nave industrial sumó dificultad a la reconstrucción de los hechos. La investigación también detectó señales de presión psicológica en el joven, especialmente por el divorcio reciente de sus padres y el clima de hostilidad en el entorno familiar.
Legalmente, la estrategia de la defensa se apoya en reducir la pena mediante un acuerdo con la fiscalía, con el argumento de que González actuó bajo una alteración mental transitoria. De prosperar este acuerdo, la condena podría quedar en torno a cinco años de prisión. De lo contrario, el joven podría enfrentar una sentencia mucho más prolongada.
