El empresario argentino Ricardo Núñez fue premiado por su apoyo a Ucrania: “Si los rusos se quedan, el territorio ocupado se convertirá en un infierno”

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Ricardo Fernández Nuñez está radicado en españa

Ucrania no se rendirá. Y si los rusos se quedan, el territorio ocupado se convertirá en un infierno permanente. Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca la guerra se ha intensificado. Trump fracasó al prometer la paz inmediata después que asumiera, no logró siquiera un cese del fuego. Y es innegable que la imagen que está dando Trump es involuntariamente funcional a Rusia. Vladimir Putin parece creer que, sin el sostén decisivo de Washington, Ucrania claudicará. Es un error de cálculo enorme sobre la realidad ucraniana y la europea”. El que habla, con conocimiento de causa, no es un especialista en defensa o historiador del país gobernado por Volodímir Zelenski. Es un empresario argentino -nació en Córdoba- y radicado en España.

Ricardo Fernández Núñez ha tejido una red de viñedos y bodegas que se extiende desde Ribera del Duero, Cigales y Rías Baixas, en el país ibérico, corazón de su sede ejecutiva, hasta el Valle de Uco, en Mendoza, Argentina, pasando por el valle californiano de Santa María, y Montalcino en la Toscana italiana. Y desde 2019, en Ucrania, donde ha recuperado viñas históricas en Besarabia y Shabo, en la bombardeada ciudad portuaria de Odesa, frente al Mar Negro. En esa región también opera una bodega cercana a Kiev, desde donde, en 2022 y con la invasión rusa en curso -el 24 de febrero de 2022-, decidió internacionalizar los vinos del país que formó parte de la ex URSS a través de su premiada bodega Vinos de la Luz. En la etiqueta reproduce un cuadro de Iván Marchuk, un galardonado pintor ucraniano, fundador de la técnica del pliontanismo y a quien en su país lo llaman “tejedor de almas”.

Para Núñez, plasmar en la etiqueta de sus vinos la obra de este artista es “un recordatorio de que la libertad está en peligro”, y razona ante Infobae: “Si la agresión rusa triunfa, lo que se erosiona es el principio básico de la libertad de los pueblos. Por eso apoyo con todo lo que puedo las causas de la libertad.”

La invasión rusa lo sorprendió con su proyecto de producir vino con uva autóctona en Odesa recién iniciado. Con presencia en Ucrania desde hace 25 años, la ferocidad rusa contra la población civil, como en Mariúpol, lo sorprendió en Francia durante la exposición internacional vitivinícola de ese año.

En la etiqueta de su vino producido en Odesa, reproduce un cuadro de Iván Marchuk, un galardonado pintor ucraniano

El 12 de marzo de 2022, le relató a este medio desde Varsovia, -en Polonia también tiene un emprendimiento bodeguero- cómo logró coordinar un operativo para sacar de Kiev a sus empleadas y a las familias de los trabajadores ucranianos que trabajaban en su empresa, varios de ellos combatiendo en el frente de batalla.“Los hombres nos pedían proteger a la familia -describió conmovido- a las mujeres les tuvimos que pedir por favor que salgan de Kiev. Algunas quisieron y las ayudamos económicamente y con todo lo necesario para que se vayan. Pero muchas no querían. La gente no quería salir de Ucrania. Los hombres no pueden”, explicó hace más de tres años. Y detalló: “Fue un operativo con bastante suerte”, ya que contamos con el asesoramiento adecuado sobre cómo y por dónde debían hacer el cruce de Ucrania a Polonia”.

Los profesores de la Universidad de Odesa, con palas, ayudan a removeer los escombros después del bombardeo ruso

No fue su único aporte. Miles de botellas de su empresa fueron destinadas a la fabricación de bombas molotov para ser utilizadas en “la resistencia de las casas” contra los soldados invasores. Desde España coordinó la ayuda humanitaria para los refugiados. Cientos de miles de latas de alimentos autocalentables elaborados en una fábrica de su propiedad. También envió alimentos de su propia elaboración al ejército ucraniano que aún combaten en la trinchera contra los invasores.

La empresa de Ricardo Núñez adquirió las tierras y ha finalizado el proyecto arquitectónico para la construcción de un complejo enoturístico y de vinificación a 14 km de la capital ucraniana azotada por los ataques del ejército de Putin. El proyecto está concebido, según él mismo le expresó a este medio, “como símbolo de resiliencia y proyección internacional de la viticultura ucraniana”.

Ricardo Fernández Nuñez colaboró para para que sus empleadas y familias de combatientes ucranianos cruzaran hacia polonia en medio de la invasión rusa (Servicio Ucraniano de Emergencia vía AP)

El 23 de junio pasado, en Moldavia, el empresario argentino, recibió el Premio al Mérito 2025 de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Es la primera vez que la organización intergubernamental distingue a un productor vitivinícola privado en actividad con presencia en Europa, América y ahora también en Ucrania.

La OIV subrayó el papel de Ricardo Fernández Núñez “como impulsor de la investigación enológica y su respaldo sostenido a jóvenes científicos y a las actividades de OIV”. Para la elección fue decisiva su acción para que Ucrania ingresara como miembro pleno de esa organización en 2022, pocos meses después de la invasión rusa abriendo a los investigadores ucranianos la puerta a redes internacionales de conocimiento.

Ricardo Núñez, de Vinos de La Luz, recibe el Premio al Mérito 2025 de la OIV. La Organización, por primera vez, distinguió
a un productor vitivinícola privado en actividad o con presencia en Europa, América y ahora también en Ucrania.

—¿Qué significado tiene para usted el Premio “Al Mérito” 2025 de la OIV?, le preguntó Infobae.

—Esta es una distinción de la OIV que tiene varios significados para mí. Primero, porque es “al Mérito”, lo que me emocionó: implica una valoración del trabajo que uno hace para la industria y, al mismo tiempo, para la propia OIV. Segundo, la OIV está formada por 51 países representados por científicos e investigadores que nos brindan soluciones asombrosas “desde la cepa hasta la copa”. Y, en lo personal, nunca antes en su historia esto se había entregado a un empresario en actividad.

Si fuese por Núñez, la entrevista giraría en su totalidad alrededor del trabajo científico que hay alrededor de la elaboración del vino. Es un conocedor y apasionado. Pero no se molesta cuando las preguntas dan un giro.

Moldavia vive con el peligro constante de una invasión. Rusia mantiene tropas en la franja separatista de Transnistria, una república autoproclamada que ni siquiera Moscú reconoce formalmente. Esa franja es la mano extendida de Rusia sobre la frontera moldava-ucraniana. Si el Kremlin decide reactivar ese frente, Chisináu (capital de Moldavia) sería invadida.

Después de brindar sus conceptos sobre el presidente de los Estados Unidos y por ahora su fracasado intento -al menos por ahora- de conseguir un alto al fuego, el empresario asegura que: “Ucrania no se rendirá. Y si los rusos se quedan, el territorio ocupado se convertirá en un infierno permanente”.

—Usted visitó Odesa después del feroz ataque ruso con decenas de drones, ¿qué encontró allí?

—Después del cierre del Congreso en Moldavia, crucé la frontera para ver los daños en la universidad de Odesa, donde patrocinamos una Cátedra Internacional del Vino. El dron suicida convirtió autos en chatarra y voló ventanales; los profesores recogían los escombros con sus propias manos. Fue estremecedor.

Parte de los enlatados autocalentables de la fábrica del empresario que partieron desde España para los refugiados ucranianos

—¿Cómo interpreta la respuesta europea ante la invasión?

Europa sabe que Ucrania es la primera estación del tren ruso y conoce perfectamente qué países seguirían si no se detiene esta invasión. En la guerra los únicos que ganan son los fabricantes de armas y las empresas contratadas para reconstruir los países, que son de los mismos dueños. Soy un hombre que cree en la paz, pero también creo en la necesidad de terminar con los dictadores, priorizando los “Putines”.

—¿Cree que Trump podría lograr la paz en esta guerra?

—No lo veo capaz. Desde que asumió, la guerra se ha intensificado y hay conflictos que podrían encadenarse hasta derivar en una guerra mundial.

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